Cualquier lugar es susceptible de convertirse en un hotel de lujo. Hemos hablado de faros, de minas, de cuevas… pero todavía no se nos había ocurrido pensar en un fuerte militar. Dicho así no parece gran cosa, pero no se trata de un fuerte militar cualquiera, hablamos de uno construido en el Canal de La Mancha en una isla artificial. Si eso no ha servido para llamar vuestra atención y demostrar que no es un fuerte “normal”, añado que se construyó en 1878. Que levante la mano quien quiera pasar unos días en Spitbank Fort, Gran Bretaña.
El origen de Spitbank Fort
La marina francesa y el miedo británico a su ataque fueron los culpables de la construcción del Spitbank Fort en Solent, el estrecho que separa la isla de Wight de Gran Bretaña. En su momento albergó, en sus casi 50 metros de diámetro, todo tipo de armas capaces de romper los cascos de los barcos y los fuselajes de los aviones que se acercaran al lugar, además de una dotación de unos cien soldados.
Con el paso de los años el enemigo fue cambiando y, después de la Segunda Guerra Mundial quedó prácticamente destruido por los bombardeos nazis. En 1982 fue vendido por el ministerio de defensa de Reino Unido.
El hotel de lujo Spitbank Fort
Donde antes dormían cien soldados en tensión esperando el ataque de los enemigos –distintos según pasaban los años– ahora duermen hasta 18 personas. El hotel sólo tiene nueve habitaciones de tres tipos: la suite del comodoro, la suite del comodoro con cama de agua y la suite del almirante, entre unos 650 y 900 euros por noche. Aunque siempre es posible reservar todo el fuerte y convertirlo en tu isla privada por unos 6.500 €.
Las vistas, como podéis imaginar, son de 360 grados y, por lo que cuentan, los atardeceres desde el comedor de oficiales son épicos –no en vano el comedor se llama Pozo de fuego, aunque la chimenea también tenga algo que ver en este nombre–. Sus dueños, Clarenco LLP – AmaZing Venues, han mantenido algunos elementos como los ganchos de las hamacas de los soldados, el pozo de agua, los suelos de madera… lo que confiere mucha historia «viva» al lugar.
Qué hacer en el Spitbank Fort
Si el spa, la sauna, el jacuzzi y los tres comedores no son suficiente entretenimiento, hay muchas otras actividades en las que ocupar vuestro tiempo: cursos de cocina y de coctelería, catas de vino y de ginebra, pilotar una lancha fuera borda, pescar, jugar al poker o aprender a abrir botellas con un sable –¿quién no ha querido hacer eso alguna vez?–.
Si pasar una noche se os va de presupuesto, siempre podéis quedaros con algo más “modesto” como celebrar una boda o una fiesta de empresa.