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Las Navidades en la República Checa

Pasar las Navidades en la República Checa es una de nuestras tareas pendientes: siempre hemos pensado ir a ver los mercadillos navideños de Praga pero todavía no hemos tenido la ocasión de hacerlo. La semana pasada asistimos a un evento de la República Checa en Madrid y aprendimos un poco más sobre todo lo que hay que disfrutar en la Praga y la República Checa en Navidades, aquí lo compartimos y estamos decididos en ir pronto a disfrutarlo.

Mercadillo Navidad Plaza Vieja Praga
Foto: © Czech Tourism – Martin Marak

La Navidad en la República Checa: mercadillos, belenes, conciertos…

En toda Europa central la Navidad se vive con especial intensidad y la República Checa no se queda atrás. Los mercadillos de Navidad son una de las grandes atracciones de estas fiestas. Ahí se va a comprar adornos navideños y regalos, a beber ponche y a probar castañas asadas o algunas de las delicias locales: como el pan de miel o el trdelník, el tradicional rollo de almendra checo.

Praga, por supuesto, es uno de los grandes centros de las fiestas navideñas: la ciudad se ilumina con las luces navideñas y sus plazas se llenan de los puestos de los mercadillos y del olor de sus dulces y de las especias del vino caliente. El mercado de la plaza de la ciudad vieja de Praga es un clásico, pero hay más: en la plaza de Venceslao, en la Náměstí Republiky y en la Náměstí Míru por ejemplo. La capital también es famosa por sus conciertos navideños, tanto en teatros como en iglesias, y sus belenes, como el belén barroco de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.

Mercadillo Navidad Plaza Paz Praga
Foto: © Czech Tourism – Martin Marak

Pero sería una pena quedarse sólo en Praga en las Navidades de República Checa. Otras ciudades como Brno, con su gran árbol y su belén de madera artesanal en la plaza de SvobodyOlomouc, con el único mercadillo en el que se puede probar el auténtico ponche de Núremberg, o České Budějovice tampoco se quedan atrás. Aunque las fiestas más sugestivas están en los pueblos, como Český Krumlov, con su gran feria del adviento, su mercadillo y sus conciertos navideños.

También descubrimos algunas cosas curiosas que se pueden hacer en Navidades en la República Checa como ver un enorme belén de pan de jengibre hecho con más de 1.800 piezas en Zdounky na Kroměřížsku; o un belén mecánico con más de 1.400 figuritas que se tardó en hacer más de 60 años en el museo de Jindrichuv Hradec; montarse en un tren a vapor en Praga para llegar al castillo de Křivoklát y disfrutar de su ambiente navideño; o ir a visitar el castillo Rabí de Šumava de noche, a la luz de las velas.

¡Sí que parece que se viven las Navidades con una atmósfera especial en República Checa!

Tradiciones navideñas en República Checa

En el evento también aprendimos algo más sobre las tradiciones navideñas en República Checa, como la de la llegada de San Nicolás el 6 de enero. Lleva golosinas o fruta –entre ellas naranjas porque San Nicolás venía del sur– a los niños buenos o deja que el diablo, su acompañante, les dé carbón y patatas a los niños malos. ¡Por lo visto la amenaza de la llegada del diablo ayuda bastante a que los niños checos se porten bien!

Pero las tradiciones más curiosas son las de Nochebuena. No sólo hay coronas de adviento, árboles de Navidad y villancicos: hay muchísimas supersticiones de origen pagano que acompañan esa noche, antes de la llegada del niño Jesús, que es quien lleva los regalos a los niños.

Familia-disfrutando Navidad Republica Checa
Foto: © Czech Tourism – Julie Vrabelová

Una de las tradiciones es llevar el ayuno todo el día, hasta la cena, nada fácil con el aroma de las galletas y de las especias –damos fe, porque las probamos, que las galletas están deliciosas–. Si consigues aguantar todo el día, hasta que salga la primera estrella, por la noche podrás ver un cerdo dorado en las paredes o en el techo de tu casa. Un símbolo que, por lo visto, tiene origen celta.

Otra de las tradiciones, que probamos, es cortar una manzana por la mitad y prever así tu suerte: si en medio de la manzana sale un dibujo parecido a la forma de una estrella tendrás suerte para el siguiente año. Otra “prueba”, un poco más complicada, consiste en poner unas pequeñas velas en el interior de unas cáscaras de nueces –pegándolas con la cera–, encender las velas y ponerlas a flotar en un recipiente con agua. Si las nueces se acercan al borde no se va a viajar al año siguiente, si se van hacia al centro sí y si se dan la vuelta, pues, ¡imaginad que os va a pasar! La mía se quedó cerca del borde…

También se puede adivinar el futuro vertiendo plomo recién fundido en agua y adivinando qué forma representa o, para las mujeres, lanzando un zapato hacia la entrada de la casa: si cae mirando hacia fuera es que se van a casar…

Además, en la cena de Nochevieja se pone siempre un plato demás, por si viene alguien y nadie se puede levantar de la mesa porque en caso contrario faltaría al año siguiente. Ah, también se ponen velas y, si se apaga una, es mala suerte y alguien va a faltar en el año venidero. Un poco duros estos checos, ¿no?

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